27 de febrero del 2025, Estado de México.

Historia de la vida por sobre el teatro de la crueldad.

Para ti que a veces dudas de ti misma y de tu intuición.

Quiero contarte de la vez que entrando a un taller de teatro para cumplir mi sueño de adolescente, ya siendo señora y feminista, me encontré con un maestro abusador de menores que no supe descubrir a tiempo pero que me generaba una incomodidad inconmensurable, razón por la cual terminé abandonando el taller. Ese taller que me había dado compañeras valiosas, confianza de estar frente a decenas de personas, inspiración artística, pero también había algo raro que yo no me podía explicar, una incomodidad que parecía injustificable al estar cerca de este señor maestro de teatro. Mi hipervigilancia deseaba encontrar la razón y no la encontré al menos no antes de fastidiarme por los comentarios anti feministas cada vez más frecuentes dirigidos hacia mí, claramente. Decidí dejar el taller para salvaguardar mi salud mental. Un par de meses después me llamó una de las compañeras, de las más jóvenes, me contó que el maestro abusó de ella sexualmente. Vino el hielo sobre mi nuca. ¡Lo sabía! ahí había algo raro, pero estos sujetos son astutos para esconder su mierda. Lo peor, había más víctimas, todas ellas jóvenes. Vino la culpa, la náusea, el odio…El proceso fue de algunos meses para que afortunadamente varias de ellas se organizaran para denunciar legalmente. Cuando la policía fue por él, el señor se suicidó. Una alimaña menos en el mundo. No sabemos si la justicia haría algo realmente.

Ellas tuvieron que reconstruirse. Yo, aún no sé cómo me siento. Pude hacer más tal vez, o tal vez no. Se convirtió en lo más oscuro de ese año. Rescato de esto, la fuerza de éstas jóvenes que no nombro por respeto a su privacidad y porque podría ser cualquiera. No nombro a ese señor porque puede ser cualquiera, y me regurgita aún el estómago por el silencio de los señores del teatro independiente y me da asco que algunos aún lo homenajearon sabiendo las pruebas. Pero estamos juntas, no estamos solas. Es tan importante escuchar nuestra intuición, hablar de ella aunque no tengamos las pruebas, para cuidarnos entre todas. Aún deseo poder sanar esto. Pero el arte me ha ayudado a hacer catarsis y a hablar de las cosas que pasan adentro mío pero que ahora sé,  nos conectan a todas. El orgullo que siento por éstas jóvenes que a pesar de lo que vivieron, siguen luchando por cumplir sus sueños, siguen creando, siguen viviendo.

Gracias por permitirme aportar un granito de arena en su lucha por la vida.

Quería contarte esto, porque a veces nos sentimos solas con nuestras dudas, nuestros miedos, nuestros variados procesos y no, no estamos solas.

Y sí, el arte también nos salva.

Con cariño.

Jesika Romero (Luna Miquixtli)